LA MEDICINA NATURAL BIOÉTICA La medicina natural bioética que se practica en el Instituto Bioético Dr. Norman, está basada en los principios de la medicina natural más pura y a la vez científica que se practica y se enseña en el mundo de hoy. Parte de los principios básicos de leyes naturales que rigen el universo y que son indispensables para la salud del ser humano, de los animales, de la naturaleza y del planeta. La medicina universal para las naciones tiene que surgir de la naturaleza vegetal viva, de las plantas, hierbas medicinales, del agua pura, del aire puro y de la armonía de los sistemas con el ser humano y su Creador. Cuando esas fuerzas se unen sobre los principios de las leyes físicas, biológicas y ambientales, los resultados son sorprendentemente poderosos en acción y duraderos en sus efectos. La base científica de la medicina natural bioética es pura inmunología aplicada. Parte de la premisa o axioma “que nuestro cuerpo rechaza y destruye toda célula extraña proveniente de animales y de congéneres”. Tomando esa experiencia científica conocida que ha sido el obstáculo biológico para que la avidez de la ciencia moderna trasplante todo tipo de órganos animales y humanos a la gente, podemos concluir que: 1. Que cada persona tiene un ADN diferente, específico y una herencia particular que lo hace distinto y único. 2. Que un cuerpo saludable con buenas defensas inmunológicas rechaza y destruye toda célula animal y humana que penetre esa barrera inmunológica. 3. Por lo tanto, el consumir carne de animales muertos causa una reacción inmunológica de rechazo y destrucción que consume y compromete las defensas y recursos que de otra manera, el organismo los podría usar para su salud, bienestar y larga vida. A tono con ésta realidad, la medicina moderna hace trasplantes de humanos a humanos pero su éxito está condicionado, manipulando y amordazando el sistema inmunológico con inmunosupresores químicos a fin de que el cuerpo rechace y destruya el órgano trasplantado. Los inmunosupresores químicos acortan la vida y la calidad de vida de la persona, arriesgándola a infecciones recurrentes de todo tipo. En la medicina natural bioética, se evita la necesidad de trasplante salvando el órgano afectado a tiempo, antes de que colapse. Para lograr salvar el órgano y que el organismo se regenere exitosamente, se deben maximizar las fuerzas inmunológicas innatas. Para eso, es menester eliminar de la alimentación del enfermo todos los productos y derivados de origen animal. En algunos casos el contacto físico con animales deberá ser totalmente restringido. Eliminando las carnes y los productos derivados de origen animal, el organismo realiza el proceso de regeneración celular espontáneamente y de inmediato. Por esa razón, la curación real de las causas no es necesariamente la desaparición de los síntomas. Dicho de otra manera, la medicina que se aplica observando y tratando el síntoma como señal, no es capaz de curar la causa aun cuando se vean los síntomas desaparecer. Debido a que el síntoma no siempre es símbolo del mal que aqueja al paciente, es importante determinar la causa para tratarla apropiadamente. Esa es la razón de la existencia de la medicina natural bioética. Es bioética porque surge de la aplicación de principios inviolables que son parte del código de la naturaleza. La naturaleza se rige por leyes naturales que son inviolables. Cuando se trata de violar, violentar y desviar el curso natural de las cosas, se sufren las consecuencias nefastas de cada precepto que se viola. La ley universal es que "todo lo que el hombre siembra es lo que cosecha”. Por esa razón, todo acto contra la naturaleza se vuelve contra el hombre mismo y todo acto contra el hombre es una ofensa contra la naturaleza, contra el Creador y contra todos sus componentes. Por esa razón, la medicina bioética tiene que tener esos tres componentes básicos indispensables: 1. Tiene que ser altamente científica. 2. Tiene que regirse por las leyes de la naturaleza. 3. Tiene que surgir de la naturaleza vegetal misma y depender de los remedios naturales como medicina. La humanidad ha fallado en seguir las leyes de la naturaleza. El ser humano ha violado todas las leyes físicas, biológicas, químicas y morales. Las consecuencias no se dejan esperar: enfermedades de todo tipo, epidemias, cáncer, malformaciones fetales, envejecimiento prematuro, enfermedades mentales, trastornos ambientales y daño irremediable a la naturaleza con un gran desbalance ecológico y de salubridad general. A la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) se le ha hecho muy difícil definir lo que es natural de lo que no lo es debido a que no tienen una medida clara de donde establecer los parámetros de una cosa y la otra. Miles de demandas han prosperado sobre reclamaciones a compañías de productos que han usado la palabra “natural” en la etiqueta de un producto que no necesariamente puede ser clasificado de esa manera, o ha sido procesado o cultivado de forma no natural. El término “natural” ha sido usado y abusado en extremo, y la recomendación más reciente de la FDA, es no usarlo en ningún producto como reclamación de su pureza y de su naturaleza, a menos que por sus características se pueda identificar de forma obvia y garantizar su pureza natural. De la misma manera, la medicina “natural” ha sido atacada. Aristóteles definía la verdad como el hecho de decir que lo que es, es y que lo que no es, no es. Y la mentira como el hecho de decir, de lo que es, que es, que no es; y de lo que no es, que es. A pesar de que la filosofía de este gran pensador está muy bien fundamentada, la ciencia moderna ha creado situaciones metafóricas y reales que ponen en duda todo planteamiento lógico que a primera vista pueda parecer verdadero, o que realmente lo sea sin que pueda probarse por el método físico o biológico. La ciencia ha aportado importantes descubrimientos que son necesarios y vitales para descubrir la verdad que pueda estar oculta en los intrincados laberintos de la vida. Las pruebas de ADN, son un ejemplo de esa contribución tan importante que el proceso científico de análisis del genoma a creado para identificar paternidad, tendencias genéticas, defectos cromosómicos y un sinnúmero más de situaciones legales, científicas, biológicas y trascendentales para muchos fines que antes no se tenían. Para la ciencia también ha creado grandes interrogantes que se debaten en las cortes y en los círculos científicos sin que se pueda crear un criterio absoluto que permita una legislación efectiva y vista en todos los casos. Tal es el caso de cuando comienza la vida humana y el cigoto se convierte en persona. Hay discrepancias entre los diferentes grupos de la sociedad que defienden diferentes posiciones al respecto. Ocurren situaciones que obligan a crear criterios claros y definidos. Por ejemplo: un óvulo fertilizado por un espermatozoide que se implanta en el vientre de una mujer que desconoce quienes son los que originaron el huevo y la esperma, ¿Cómo puede determinarse la paternidad del niño en un futuro? Para cada situación nueva que la ciencia crea hace falta una legislación ética o bioética que la defina cuando surjan los diferentes cuestionamientos que han de surgir inevitablemente como consecuencia de las diferentes situaciones que se han de presentar. La medicina natural no es la excepción a esa regla y se han presentado casos, y se seguirán presentando, que requieren una decisión legal, una ética a seguir y una respuesta bioética que la acompañe para su debido ordenamiento y procedimiento moral, ético y jurídico. En esta dirección, el Instituto Bioético Dr. Norman de Puerto Rico ha tomado la iniciativa moral y ética que requieren los juristas para cuando haya que legislar, existe una base lógica y razonable para su decisión. El padre de la medicina moderna, el gran sabio Hipócrates, resumió el problema de la enfermedad y la medicina de forma magistralmente decisivo, cuando dijo: “Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento", estableció la base clara de la bioética médica moderna. La medicina natural pura tiene que validar el postulado hipocrático en toda su abarcadora cobertura: La medicina tiene que ser el alimento y el alimento debe ser la medicina. En nuestra práctica de casi 50 años hemos visto la validación patente de esa aseveración científica. Hemos resumido el proceso curativo al máximo de eficiencia, acortando el tiempo al mínimo y reduciendo las molestias y los síntomas de enfermedades que para la medicina convencional no tienen cura. Bajo la premisa de tratado de Hipócrates, se pueden curar casi todas las enfermedades conocidas y se pueden evitar muchos de los problemas congénitos que afectan más de un 30% de los niños que están naciendo hoy día. Tenía mucha razón Hipócrates: a través de la alimentación la gente se enferma y por medio de la alimentación se pueden curar. Si establecemos el balance adecuado, la gente puede vivir muchos años sin enfermarse, cuidando su alimentación para que se convierta en su medicina preventiva. |
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